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martes, 20 de enero de 2009

perro listo




Un carnicero estaba atendiendo su negocio y se sorprendió al ver entrar un perro. Lo espantó, pero el perro volvió enseguida,nuevamente intentó espantar al perro, cuando se dio cuenta de que traía una nota en el hocico.
Tomó la nota y leyó:
¿Podría mandarme 12 salchichas y una pierna de cordero, por favor?
El perro también traía dinero en el hocico, un billete de 50 euros. Cogió el dinero y colocó las salchichas y la pierna de cordero en el hocico del perro.
El carnicero estaba muy impresionado y como ya era hora de cerrar el negocio, decidió seguir al perro.
El perro comenzó a bajar por la calle cuando llegó a un semáforo depositó la bolsa en un banco, brincó y apretó el botón para cruzar.
Esperó pacientemente con la bolsa en el hocico a que se pusiera en rojo para poder cruzar. Atravesó entonces la calle y caminó hasta una parada de autobús, con el carnicero siguiéndolo de cerca.
En la parada, el perro miró hacia el horario y se sentó en el banco a esperar el autobús y cuando llegó uno, tras cerciorarse de que no era el autobús correcto, siguió esperando por el indicado.
Otro autobús llegó y volvió a mirar. Vio que ese era el correcto y entró. El carnicero, boquiabierto, siguió al can. De repente, el can se levantó y, erguido sobre las patas traseras, tocó el timbre para bajarse, todo ello con la bolsa en el hocico.
Y bien, carnicero y perro fueron caminando por la calle, hasta que el perro se detuvo en una casa y puso las compras en el banco de la puerta.
Entonces, retirándose un poco, corrió y se lanzó contra la puerta.
Repitió la acción varias veces. Nadie respondió en la casa.
El perro rodeó la casa, saltó una cerca y fue hasta la ventana; allí comenzó a tocar con la cabeza en el vidrio varias veces.
Regresó a la puerta, abrió un hombre, y comenzó a golpear al perro.
El carnicero corrió hasta el hombre para impedirlo, diciéndole:
-¡Por Dios amigo! ¿Qué es lo que está haciendo? ¡Su perro es un genio!
El hombre respondió:
-¿Un genio? ¡Ya es la segunda vez en esta semana que el muy mamón se olvida las llaves!







Moraleja:
Puedes continuar excediendo las expectativas en tu trabajo, pero a los ojos de un jefe cabrón, siempre estarás por debajo de lo que él quiere.

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