ahora que miro mi entrada, queda un poco ñoña? rara? cursi?
si, definitivamente cursi...
mmm...
aqui, para arreglarlo un poco pongo una conversación entre BELGARION (recién casado) y ADARA (prima) sobre la novia (CE'NEDRA)
- No dejes que Ce'Nedra te vuelva loco e intenta no ceder a sus caprichos.
- ¿Te has enterado de cómo van las cosas?
Ella hizo un gesto afirmativo.
-No te preocupes demasiado, Garion. Ella ha estado poniéndote a prueba, eso es todo.
- ¿Quieres decir que aún tengo que probar algo?
- Con Ce'Nedra es probable que tengas que hacerlo cada día. Conozco a tu princesita, Garion. En el fondo, lo único que quiere es que le demuestres tu amor, así que no tengas miedo de decírselo. Creo que te sorprendería descubrir lo encantadora que puede llegar a ser si sólo te molestas en decirle que la amas...a menudo.
- Ella ya lo sabe.
- Pero de todos modos tienes que repetírselo.
-¿Con qué frecuencia crees que debería hacerlo?
- Oh, quizás una vez a la hora. [...]
[...] Garion pensó que tal vez fuera un buen momento para probar el consejo de Adara. Se aclaró la garganta y se inclinó hacia la pequeña y sonrosada oreja de Ce'Nedra.
-Te quiero- murmuró. Al ser la primera vez, le resultó difícil, así que volvió a intentarlo, sólo para cogerle el tranquillo-. Te quiero- murmuró otra vez y en esta ocasión le resultó más fácil.
El efecto de sus palabras fue sorprendente. La princesa se ruborizó de repente y abrió mucho los ojos con una expresión indefensa. Todo su corazón parecía reflejarse en aquella mirada. Daba la impresión de que no podía hablar, y en su lugar, extendió la mano para acariciarle la cara con ternura. Él le devolvió la mirada, atónito por el cambio que se había producido en ella con una simple frase. Por lo visto, Adara tenía razón.
- No dejes que Ce'Nedra te vuelva loco e intenta no ceder a sus caprichos.
- ¿Te has enterado de cómo van las cosas?
Ella hizo un gesto afirmativo.
-No te preocupes demasiado, Garion. Ella ha estado poniéndote a prueba, eso es todo.
- ¿Quieres decir que aún tengo que probar algo?
- Con Ce'Nedra es probable que tengas que hacerlo cada día. Conozco a tu princesita, Garion. En el fondo, lo único que quiere es que le demuestres tu amor, así que no tengas miedo de decírselo. Creo que te sorprendería descubrir lo encantadora que puede llegar a ser si sólo te molestas en decirle que la amas...a menudo.
- Ella ya lo sabe.
- Pero de todos modos tienes que repetírselo.
-¿Con qué frecuencia crees que debería hacerlo?
- Oh, quizás una vez a la hora. [...]
[...] Garion pensó que tal vez fuera un buen momento para probar el consejo de Adara. Se aclaró la garganta y se inclinó hacia la pequeña y sonrosada oreja de Ce'Nedra.
-Te quiero- murmuró. Al ser la primera vez, le resultó difícil, así que volvió a intentarlo, sólo para cogerle el tranquillo-. Te quiero- murmuró otra vez y en esta ocasión le resultó más fácil.
El efecto de sus palabras fue sorprendente. La princesa se ruborizó de repente y abrió mucho los ojos con una expresión indefensa. Todo su corazón parecía reflejarse en aquella mirada. Daba la impresión de que no podía hablar, y en su lugar, extendió la mano para acariciarle la cara con ternura. Él le devolvió la mirada, atónito por el cambio que se había producido en ella con una simple frase. Por lo visto, Adara tenía razón.
Unos capítulos anteriores GARION describe el amor:
—¿Quieres decir que siempre es así?
—Lelldorin... —titubeó Garion—. Bueno, es muy impulsivo y a veces actúa o habla sin detenerse a pensar —explicó, pues la lealtad para con su amigo lo obligaba a ver las cosas desde el punto de vista positivo.
—Garion. —Ce'Nedra lo miró directamente a los ojos—. Conozco a su pueblo y él es el arendiano más arendiano que he visto en mi vida. Tanto, que parece enfermo.
—No es tan terrible —protestó Garion saliendo en defensa de su amigo.
—¿De veras? Y Lady Ariana es una muchacha encantadora, un buen médico... sin el menor ápice de sensatez.
—Están enamorados —dijo Garion como si eso lo explicara todo.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—El amor afecta a la gente —afirmó Garion—. Parece sorberles el seso... o algo
así.
—¡Qué observación tan fascinante! —respondió Ce'Nedra—. Continúa.
Garion estaba demasiado preocupado con el problema como para captar la
advertencia de peligro en la voz de la princesa.
—En cuanto una persona se enamora, sus sesos parecen escapársele por las orejas —continuó disgustado.
—¡Qué forma tan gráfica de expresarlo! —exclamó Ce'Nedra.
Garion tampoco captó esa advertencia.
—Es casi como si fuera una enfermedad —añadió.
—¿Sabes una cosa, Garion? —dijo la princesa en tono normal, casi casual—. A
veces me sacas de mis casillas. —Y se alejó, dejando al joven boquiabierto de asombro.
—¿Qué he dicho? —gritó tras ella, pero la joven lo ignoró.
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