manias raras 2

Si tienes un anhelo constante por volar, quieres echar a correr y no parar, que nadie ponga normas en tu vida, tal vez sufras de eleuteromanía, es decir, tienes un deseo irresistible de libertad. Aunque si tu mente viaja a lugares inhospitos, vuelves de vacaciones y en el avión ya estas buscando tu siguiente destino o no parar de visitar páginas de viajes, puede que su manía se llame dromomanía: entusiasmo intenso por viajar.


El placer es una de las sensaciones más emocionantes que se pueden experimentar, por eso no es extraño que mucha gente llegue obsesionarse con él. Hedonomanía, es el deseo incontrolable por obtener placer; pero cuando se trata de un hombre, el concepto específico es la ginecomanía, mientras que en la obsesión descontrolada por el sexo en las mujeres es la ninfomanía.

Si odias el ruido, no aguantas el alboroto, los lugares repletos de gente,... tu manía se llama eremiomanía o el deseo obsesivo por la calma. Pero cuando esa obsesión se limita a tu hogar, sea el ruido o en calma, con mucha gente o vacío, puedes padecer la oikomanía.



Las manías más extrañas
Tal vez la crematomanía u obsesión por el dinero sea una de las manías más extendidas. Se trata de un anhelo compartido por mucha gente, pero no tiene por que ser una enfermedad si no se lleva al extremo. Pero cuando ese dinero se quiere para gastar y gastar sin para en las tiendas, el nombre concreto es la oniomanía.



Las manías más extrañas
A todos nos gusta la comodidad, por qué no tumbarse en vez de sentarse, por qué no sentarse en vez de quedarse de pié. Pero Cuando la compulsión por sentarse se vuelve incotrolable, se padece katisomanía.



Las manías más extrañas
Aquí tenemos dos manías opuestas, en este caso está claro que el que padece una de ellas no puede padecer la otra. Por un lado, la heliomanía, es el anhelo incontrolable por el sol y, por el otro, la noctimanía, que es la fascinación intensa por la noche.

¿Te gustas a tí mismo? Siempre es bueno para nuestra moral, para nuestras relaciones con los demás, pero en su justa medida. La manía que tiene su raíz en la obsesión por uno mismo es la egomanía. Cuando la compulsión extrema es hacia la desnudez, se llama gimnomanía.