-Gritar furiosa y llorar desconsoladamente durante la misma discusión.
-Conquistar a un mujeriego para transformarlo en un hombre de familia.
-Dejar a ese reluciente hombre de familia para conquistar a otro mujeriego.
-En una cita, insistir en pagar la mitad de la cena y no volver a salir con él si acepta la oferta.
-En invierno, salir con una remera diminuta y pollerita y terminar envuelta en un sweater enorme y prestado que dice "Viaje de egresados 1998".
-Repetir incansablemente que sólo necesitas amor, comprensión y estabilidad, y sentir repulsión por un hombre bueno y simple que te manifiesta frontalmente su devoción.
-Comprar modernas prendas holgadas y llenas de cachivaches que sólo otra mujer puede apreciar.
-Ponerse a dieta terminal para ir a un casamiento y comer como una piraña fuera de control durante toda la fiesta.
-Seguir pretendiendo que los hombres puedan ver lo enojada o triste que estás sin haberles contado nada.
-Guardar rencor y bronca durante meses y estallar porque se derramó la sal.
-Analizar tu vida amorosa desglosando cada frase y cada actitud de tu pareja con tus amigas pero cortar una relación si la tarotista asegura que no es el indicado.
-Enamorarte de un hombre casado porque es incapaz de traicionar a su mujer.
-Despotricar cuando un hombre pesado e insistente te corteja, y perder la cordura cuando por fin deja de hacerlo.
-Catalogar a una amiga sexualmente hiperactiva como “una perdida” y a una más selectiva de perdedora o lesbiana encubierta.
-Comprar una remera de verano en noviembre sabiendo que en enero va a estar a mitad de precio.
-Dejar a un hombre porque ya no te gusta y que vuelva a gustarte cuando él encuentra a otra.
-Ponerte ropa nueva para una cita sabiendo que un viejo vestido negro te queda mucho mejor.
-Hacerte la permanente si tu pelo es lacio, plancharlo si está enrulado o teñirlo de rubio si es oscuro.
-Insistir y esperar cuando la relación está acabada hace tiempo.
-Morir de amor por un hombre que cría sólo a sus hijos y sentir pena por una mujer que hace lo mismo.
-Decir que las modelos “son demasiado flacas” mientras te tambaleas por el cuarto día de ayuno.
-Declarar durante todo el año que celebrar el aniversario es una estupidez y enojarte con tu pareja cuando la fecha llega y se olvida.
-Seducir a un hombre sabiendo con seguridad que jamás vas a dejar que te toque un pelo.
-Negarte a dejar los dulces para bajar el colesterol pero hacer la dieta del arroz para usar un vestido.
-Creer en el horóscopo en las semanas que anuncia cosas buenas.
-Ir a una fiesta en tacones altos y tirarlos debajo de la mesa luego de quince minutos para poder bailar.
-Hablar de dieta con una torta en la mano y hablar de tortas cuando estás a dieta.
-Quejarse de que la depilación es un hábito primitivo y gritar de asco cuando tu marido dice que dejes de hacerlo.
-Tomar sol al mediodía untada en aceite de cocina y comprar crema antiarrugas y gel para contorno de ojos.
-Declamar una y otra vez fuerte e independiente que eres y simular debilidad e indefensión cuando necesitas de un hombre.
-Decir que no quieres nada para Navidad y secretamente esperar el regalo sorpresa.
-Remover esos aros divinos de tus inmensas orejas alérgicas, esperar dos o tres días y volver a usarlos.
-Decir que “lo importante es lo de adentro” cuando tienes un novio feo, y alegar que “la piel es todo” cuando conseguiste uno lindo.
-Creerle al mismo hombre cuando habías jurado no volver a hacerlo.
-Perseguir a tu pareja para que colabore en la cocina pero echarlo por inepto en cuanto empieza a ayudar.
-Espiar y acechar a las compañeras de oficina más vagas e ineptas para amargarte y sufrir.
-Probarse ropa durante toda una tarde y salir con el primer conjunto que elegiste.
-Arrancarte los pelos de piernas, axilas y cavado con cera caliente o una máquina eléctrica y llorar cuando te rompes una uña.
-Abandonar a tu novio porque es celoso y sentirse fea y desamparada cuando no te celan.
-Ser capaz de dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de treinta millones de habitantes o una familia de doce miembros pero llamar a tu mamá cuando te duele la muela.
-Dejar la ropa más nueva y linda para salir cuando en realidad pasas cuarenta y ocho horas semanales en la oficina y tres o cuatro en una salida.
-Pellizcar bebés ajenos, pensar hasta el cansancio los nombres de tus futuros hijos, emocionarse con los embarazos de tus amigas y llorar desconsoladamente el primer día de atraso.
-Ir a una fiesta o reunión en la que está el hombre que te rompió el corazón.
-Preguntar si estás gorda para que te digan que estás flaca.
-Mirar comedias románticas y melodramas al día siguiente de cortar con el amor de tu vida.
-Censurar a las amas de casa porque no tienen una carrera y a las que tienen una carrera porque la empleada doméstica cuida de sus hijos.
-Sentir discriminación si eligen a un hombre para tu puesto pero tener un derrame cerebral de ira si eligen a otra mujer.
-Llorar con los documentales de los animalitos de “Animal Planet” e hiperventilarse de excitación frente a una cartera de cuero.
-Considerar que a los sesenta años un hombre es joven, y una mujer una abuela.
-Bajar de peso, hacerte las uñas, broncearte y vestirte mejor cuando terminas una relación y engordar 20 kilos y ponerte el jogging, cuando empiezas una.
-Conquistar a un mujeriego para transformarlo en un hombre de familia.
-Dejar a ese reluciente hombre de familia para conquistar a otro mujeriego.
-En una cita, insistir en pagar la mitad de la cena y no volver a salir con él si acepta la oferta.
-En invierno, salir con una remera diminuta y pollerita y terminar envuelta en un sweater enorme y prestado que dice "Viaje de egresados 1998".
-Repetir incansablemente que sólo necesitas amor, comprensión y estabilidad, y sentir repulsión por un hombre bueno y simple que te manifiesta frontalmente su devoción.
-Comprar modernas prendas holgadas y llenas de cachivaches que sólo otra mujer puede apreciar.
-Ponerse a dieta terminal para ir a un casamiento y comer como una piraña fuera de control durante toda la fiesta.
-Seguir pretendiendo que los hombres puedan ver lo enojada o triste que estás sin haberles contado nada.
-Guardar rencor y bronca durante meses y estallar porque se derramó la sal.
-Analizar tu vida amorosa desglosando cada frase y cada actitud de tu pareja con tus amigas pero cortar una relación si la tarotista asegura que no es el indicado.
-Enamorarte de un hombre casado porque es incapaz de traicionar a su mujer.
-Despotricar cuando un hombre pesado e insistente te corteja, y perder la cordura cuando por fin deja de hacerlo.
-Catalogar a una amiga sexualmente hiperactiva como “una perdida” y a una más selectiva de perdedora o lesbiana encubierta.
-Comprar una remera de verano en noviembre sabiendo que en enero va a estar a mitad de precio.
-Dejar a un hombre porque ya no te gusta y que vuelva a gustarte cuando él encuentra a otra.
-Ponerte ropa nueva para una cita sabiendo que un viejo vestido negro te queda mucho mejor.
-Hacerte la permanente si tu pelo es lacio, plancharlo si está enrulado o teñirlo de rubio si es oscuro.
-Insistir y esperar cuando la relación está acabada hace tiempo.
-Morir de amor por un hombre que cría sólo a sus hijos y sentir pena por una mujer que hace lo mismo.
-Decir que las modelos “son demasiado flacas” mientras te tambaleas por el cuarto día de ayuno.
-Declarar durante todo el año que celebrar el aniversario es una estupidez y enojarte con tu pareja cuando la fecha llega y se olvida.
-Seducir a un hombre sabiendo con seguridad que jamás vas a dejar que te toque un pelo.
-Negarte a dejar los dulces para bajar el colesterol pero hacer la dieta del arroz para usar un vestido.
-Creer en el horóscopo en las semanas que anuncia cosas buenas.
-Ir a una fiesta en tacones altos y tirarlos debajo de la mesa luego de quince minutos para poder bailar.
-Hablar de dieta con una torta en la mano y hablar de tortas cuando estás a dieta.
-Quejarse de que la depilación es un hábito primitivo y gritar de asco cuando tu marido dice que dejes de hacerlo.
-Tomar sol al mediodía untada en aceite de cocina y comprar crema antiarrugas y gel para contorno de ojos.
-Declamar una y otra vez fuerte e independiente que eres y simular debilidad e indefensión cuando necesitas de un hombre.
-Decir que no quieres nada para Navidad y secretamente esperar el regalo sorpresa.
-Remover esos aros divinos de tus inmensas orejas alérgicas, esperar dos o tres días y volver a usarlos.
-Decir que “lo importante es lo de adentro” cuando tienes un novio feo, y alegar que “la piel es todo” cuando conseguiste uno lindo.
-Creerle al mismo hombre cuando habías jurado no volver a hacerlo.
-Perseguir a tu pareja para que colabore en la cocina pero echarlo por inepto en cuanto empieza a ayudar.
-Espiar y acechar a las compañeras de oficina más vagas e ineptas para amargarte y sufrir.
-Probarse ropa durante toda una tarde y salir con el primer conjunto que elegiste.
-Arrancarte los pelos de piernas, axilas y cavado con cera caliente o una máquina eléctrica y llorar cuando te rompes una uña.
-Abandonar a tu novio porque es celoso y sentirse fea y desamparada cuando no te celan.
-Ser capaz de dirigir una empresa de doscientos empleados, un país de treinta millones de habitantes o una familia de doce miembros pero llamar a tu mamá cuando te duele la muela.
-Dejar la ropa más nueva y linda para salir cuando en realidad pasas cuarenta y ocho horas semanales en la oficina y tres o cuatro en una salida.
-Pellizcar bebés ajenos, pensar hasta el cansancio los nombres de tus futuros hijos, emocionarse con los embarazos de tus amigas y llorar desconsoladamente el primer día de atraso.
-Ir a una fiesta o reunión en la que está el hombre que te rompió el corazón.
-Preguntar si estás gorda para que te digan que estás flaca.
-Mirar comedias románticas y melodramas al día siguiente de cortar con el amor de tu vida.
-Censurar a las amas de casa porque no tienen una carrera y a las que tienen una carrera porque la empleada doméstica cuida de sus hijos.
-Sentir discriminación si eligen a un hombre para tu puesto pero tener un derrame cerebral de ira si eligen a otra mujer.
-Llorar con los documentales de los animalitos de “Animal Planet” e hiperventilarse de excitación frente a una cartera de cuero.
-Considerar que a los sesenta años un hombre es joven, y una mujer una abuela.
-Bajar de peso, hacerte las uñas, broncearte y vestirte mejor cuando terminas una relación y engordar 20 kilos y ponerte el jogging, cuando empiezas una.
3 comentarios:
XD, no me las he leido todas pero hay algunas que sí que son cosas que no se entienden!
^-^♣ XD igual, No he podido leermelas todas. Pero estan super cool! jajaja :P
:D Muy grandes y muchas de ella doy fe personal que muy ciertas!
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